desarrollando un nuevo liderazgo más humano a través de la resiliencia


A día de hoy, la palabra resiliencia está en boca de todos, personas resilientes, organizaciones resilientes. La palabra resiliencia viene de la psicología y se define como la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas. Inicialmente se identificó como una condición innata, pero se ha demostrado que las personas pueden desarrollar resiliencia. La resiliencia conlleva un aprendizaje que nos fortalece y que nos ayuda a superar la situación adversa, sin aprendizaje no hay resiliencia, hay azar o suerte.




Para ello hay que aceptar la realidad, tener la convicción de que la vida tiene un propósito. ¿Aún no sabes tu propósito en la vida? Todos tenemos un propósito en la vida, identifícalo!


Existen 2 formas de ser resiliente, la primera es hablándote a tí mismo, cuestionando tus pesanmientos negativos, desafiándolos con actitud positiva, la segunda forma es reeducando el cerebro, recuperándose del secuestro mental de nuestra amigdala (¿te arrepientes de algo que terminas de empezar?, patrón de identificación).


Hay modos de fortalecer nuestra propia resiliencia, buscando retos externos, mejorando, madurando conexiones sociales, conectando con más información relevante, permaneciendo atento, buscando un mentor que nos ayude a desafiarnos a nosotros mismos, compartir opiniones, buscar soporte de grupos, introducir en tu red a nuevas personas que aportan nuevas visiones.


Crea monedas de positividad que anotes, con recuerdos positivos, ver el sistema desde las emociones no solo desde lo racional (acción - reacción - interacción), de esta manera reducir la ansiedad y ser proactivo y no reactivo a las señales. Vuélvete un astuto observador.


Pensar con acciones de compasión para aliviar tanto la ansiedad crónica del sistema como la reactividad de señales ayuda, párate - piensa - reflexiona.


Has de liderar (auto-liderar) desde la calma, la claridad, la convicción, emocional, espiritual y físicamente manteniendo la conexión con las personas.


En muchas situaciones adversas podemos experimentar ansiedad, asomándonos de manera consciente a esa ansiedad, viendo que comportamientos tenemos o hemos tenido, viendo la causa - raiz de esa ansiedad podemos reenfocar esa ansiedad en aprendiaje para mitigarla a futuro (aprendizaje de situación extrema para fortalecernos = resiliencia).


Muchas veces nuestra mente opondrá resistencia o intento de secuestro para mantenerse firme en la situación, el tren sigue su rumbo, esta es tu parada para subirte si deseas.


Siendo honesto y teniendo conciencia emocional, auto cuidado y actuando en el bienestar propio tanto intelectual como físico, trabajando la compasión y la gratitud (dos términos muy estigmatizados).



La compasión no es sentir tristeza por ver padecer a otros, eso es empatía, la compasión es la comprensión del sufrimiento y ayudar a mitigarlo, piedad es tener el sentimiento de compasión hacia los demás. La diferencia entre empatizar y tener compasión es la acción, yo puedo empatizar con el dolor de otra persona, pero mientras no actue por aliviar ese dolor o situación no mostraré compasión alguna.


En contra de lo que se pueda creer, en la sociedad y mundo en que vivimos la compasión no es una debilidad, al contrario, es una fortaleza enorme porque ayudamos al resto de personas, conectando, mitigando, aprendiendo.


Para desarrollar resiliencia necesitamos la presencia de adversidad, riesgo, y un deseo de adaptación positiva para superar la adversidad.


Para incrementar ese nivel de resiliencia necesitamos feedback sobre el valor aportado, reflexión y aprendizaje sobre las habilidades necesarias e información.


Los grandes elefantes de la resiliencia son la búsqueda de la causa - efecto de las cosas, la pregunta y ahora qué? para tratar de ir siempre un paso por delante, mejorar no es resiliencia, resiliencia es cuando tienes que mejorar para superar una adversidad, dar y recibir feedback, afrontar el fracaso y aceptarlo, para superar la rabia y la negación.




La resiliencia consiste en recuperarse, no en aguantar, pensamos que cuanto más aguantamos más resilientes somos y es falso, sin periodo de recuperación para salir fortalecidos (aprendizaje) nuestra habilidad para ser resilientes se limita.


Tenemos que ser proactivos, realistas, positivos, contribuir buscando conexiones internas y externas, aportar ideas, tener soporte de otros y confianza en nosotros mismos. La resiliencia ha de ser un objetivo personal, como mejora positiva de desarrollo personal con aprendizaje, un proceso fundamental que te vuelve poderoso, desde el auto-aprendiziaje por experiencias, el auto-liderazgo y la colaboración con otros para establecer relaciones.