Liderazgo post COVID19



 Mucho se lleva hablando en este último año, de reinventar el modo de trabajar, de relacionarse, de interactuar, del modelo productivo, etc, pero no nos hemos parado a pensar que este cambio necesario e inminente, tendría que haber sucedido anteriormente ya. 

 

La resiliencia nos permite recuperarnos de una situación adversa (covid19), la antifragilidad nos permite adelantarnos y prosperar, beneficiarnos de dicha situación, eso era lo necesario. 

 

Muy pocas organizaciones han pensado, previo al covid19 en una situación que me permitiera prosperar si me anticipo, desarrollando ya nuevos comportamientos con un liderazgo más humano, centrado en las personas, para conseguir los objetivos y no al revés. Es una buena oportunidad, ya que no se ha pensado en como beneficiarse, en como por lo menos ser resilientes y aplicar las lecciones aprendidas del covid, humanizándonos por fin.

 

Mas allá del “ahora seremos más globales que nunca”, el talento lo tendremos que identificar y localizar en cualquier parte del planeta, los planes o programas de reskilling y upskilling no se tendrán que centrar únicamente en conocimiento técnico si no en nuevas “habilidades blandas”, “habilidades poderosas” o “habilidades adaptativas”, como las queramos denominar, pero no es que sean más necesarias ahora que nunca, es que ahora se ha tomado conciencia de dicha necesidad a cubrir. 

 

El problema ha estado latente, solo que ahora se ha visto. Mucho talento no lo podremos ni cubrir, no hay tanto talento para la demanda necesaria en muchas organizaciones, ni acudiendo a la globalización del talento, menos si nuestros modelos tanto productivos como de liderazgo han estado obsoletos durante todo este tiempo, en muchos casos habrá que mirar hacia dentro de las compañías, crear alianzas en sectores para remar todos en una misma dirección cambiando comportamientos, liderazgo y el modelo de trabajo.

 

No ha quedado más remedio que salir a buscar oportunidades y hacer que las cosas sucedan, en contra de lo que se pueda pensar, técnicas como la del avestruz, de quedarse esperando a que pase el temporal no funcionará esta vez, para nadie, y el que siga así se equivoca, no hay commodity que resista este cambio.

 

Los principios universales, han estado latentes siempre: confianza, motivación, involucración, escucha, capacidad de influencia, y sólo a través de ellos llegaremos a la consecuencia que desean las organizaciones: el beneficio y el dinero, no al revés.

 

Es importante eliminar el miedo, transfiriendo dicha responsabilidad en los líderes, no en sus seguidores, no en los equipos.

 

Los líderes han de dar un paso al frente de una vez por todas, e inculcar nuevos comportamientos necesarios en las personas, mostrando lo que se debe de hacer, en lugar de decir a la gente lo que deben de hacer.  Con esta mentalidad, creando dichos comportamientos con el ejemplo, la gente aprende a crear, a eliminar el no valor o desperdicio, a centrarse en la creación de valor, sin necesidad de políticas corporativas, ordeno y mando, sin necesidad de castigar los malos comportamientos, con un mayor impacto y de manera sostenible.

 

Para ello, hemos de evolucionar hacia la escucha activa y atenta, para implementar rápidamente cualquier buena idea existente y hacerle seguimiento para comprobar la mejora de dicha idea. Un líder nunca debe de rendirse, ha de levantar la bandera hasta el último minuto. 

 

El Doctor Deming, en su extensa experiencia puso el foco en crear constancia en el propósito, hay compañías que no tiene propósito o no lo transmiten a sus empleados, siempre para mejorar productos y servicios, desde el nivel corporativo hasta los equipos, adoptar una nueva filosofía de trabajo, dejar de depender de la inspección para lograr la calidad, a través del compromiso propio, mejorando constantemente y para siempre todos los procesos de planificación, producción y servicio, rompiendo las barreras entre las áreas. Para ello se ha de instaurar una cultura de la superación mediante la formación, el liderazgo y expulsando el miedo al fallo, porque todos son parte de la empresa.

 

No existe una cultura organizativa, la cultura es la suma de actitud y comportamientos de los empleados, por ello nunca podrás evolucionar sin una estructura y disciplina creada. Si se quiere enseñar a la gente una nueva forma de pensar, ni te molestes en intentar que piensen así, bríndales las herramientas cuyo uso conduzca a nuevas formas de pensar, nunca se cambian las cosas luchando contra las cosas existentes, siempre construyendo modelos que conviertan en obsoletos los modelos anteriores ayudados siempre  con un par de preguntas simples todos los días: ¿Cómo te puedo ayudar?, ¿Qué puedo hacer hoy para aportar valor a mi compañía?